Llamé a la puerta durante mucho tiempo, pero ella no me oía...
Había tenido un día muy agitado y en un mal momento, en un cruce de alas con otra compañera... perdí las mías. Claro, a partir de entonces, no podría continuar con ese volar trazando líneas que tanto nos gusta a las libélulas. Solo quedaba una solución... mamenre vive en la casa de enfrente de nuestro parque y siempre intenta sacarnos fotos cuando consigue que estemos paradas... le pediré ayuda...
Dicho y hecho. Coge el ganchillo de su madre, hilo negro y paciencia y me fabrica estas hermosas alas... mila esker (mil gracias) mamenre... a partir de hoy seré la reina del parque... y tu mi amiga para siempre... cuando saques tu Lumix me pararé...
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