jueves, 23 de septiembre de 2010

Prohibido recordar

Txaber Larreategi y Josu Martínez, directores del documental "Prohibido recordar"




El Alzheimer comienza con una pérdida de memoria, al principio borra los hechos recientes. Pero no todas las pérdidas de memoria se deben a esta enfermedad. En este documental emocionante sobre la cárcel de mujeres de Saturraran, en la guerra y postguerra civil española, se nos recuerda la necesidad de no olvidar. Lo que se coció en esa prisión de mujeres ha sido borrado de la memoria durante muchos años, no solo en tiempos de Franco, sino en el postsfranquismo y casi hasta la actualidad, ya que hasta 2007 no se hizo ningún acto en memoria de lo sucedido en ese bello rincón de la costa de Gipuzkoa, donde ya enseguida empieza la costa de Bizkaia.

El documental te hace un nudo en la garganta en el primer minuto de metraje, que no te abandona ni siquiera al salir del cine. Sus directores, pese a su juventud, se han molestado en escuchar los "cuentos de sus abuelas" y nos los han contado para dejarnos helados. Las monjas-carceleras de la prisión dejaron a las mujeres que las sufrieron una huella imborrable. Lamentablemente muchas de estas mujeres ya no viven, algunas murieron en la misma cárcel, y no nos pueden contar lo que vivieron.





A principios de los años 70, antes de que muriera, por fin, Franco, estos edificios de la cárcel de mujeres de Saturrarán fueron utilizados como colonias infantiles (Euskal Udalekuak, Itsasaurre) donde los protagonistas, en esos tiempos difíciles, eran el euskara y la cultura vasca. La guardia civil vigilaba muy de cerca los movimientos de los peligrosos chavales, incluso en algunas ocasiones pretendían conocer la traducción de las subversivas canciones que entonaban (la verdad es que para aquella época algunas eran muy subversivas). Allí, un chaval, muy conocido mío, que estuvo allí dos veranos, pudo disfrutar de la energía, el humor y la salsa de un monitor de nombre Juan Mari (el primer año, el segundo estaba en la cárcel). Además de Juan Mari, estaba allí de monitora Maixabel, su novia. Muchos años después ETA decidió que Juan Mari no podía estar aquí... Maixabel, a partir de entonces se dedicó a ayudar a las familias de los que les había pasado lo mismo... No está prohibido recordar...



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